Del edificio se han conservado únicamente la fachada por ser característica del barrio donde se localiza la vivienda y la escalera interior, con forma alabeada, por su gran valor decorativo.
Dicha escalera interior es la seña de identidad de la vivienda. Se integró a la perfección en la nueva distribución y, tras la obra, se ha convertido en el centro neurálgico de este espacio.
Además, se añadió un toque fresco nórdico, marcado sobre todo por las maderas lacadas, como las puertas de paso, que ofrecen un diseño que recuerda a las antiguas puertas de madera, pero tratadas de una manera actual con unas líneas más marcadas y detalladas con unas manetas de Formani en un modelo y acabado muy especial.
Otro punto a destacar es la grifería de Grohe que, en uno de sus novedosos acabados especiales, consiguen marcar la diferencia a través de los detalles.
La armonía se completa con el amueblamiento e iluminación. Un minucioso trabajo de cada estancia por separado para la búsqueda de mobiliario e iluminación que aporta como resultado esta naturalidad, sobriedad y calidez.